Por dra. Pilar Rodríguez Ibáñez
Vicepresidenta de la Asociación Iberoamericana de Derecho de la Energía (ASIDE) y académica de la UANL
Desde una perspectiva de género, uno de los más importantes desafíos que tiene el sector energético mexicano es lograr una mayor participación de las mujeres en condiciones de igualdad, sobre todo en un sector que sigue siendo predominantemente masculino. Esto es particularmente relevante ante el proceso de transición energética que vive el mundo y del que México no es ajeno, a través de procesos como la digitalización, la descarbonización, la mayor participación de las energías renovables en el mix energético mundial y el auge de la electromovilidad.
Al respecto, en México hay pocos estudios que refieran cuál es el estado del arte en este tema, por lo que destacaré uno relativamente reciente que fue auspiciado con recursos del Fondo de Prosperidad del Reino Unido, administrado por la embajada británica y elaborado por el Clúster Energía Coahuila en el año 2019, titulado: Línea base de género en el sector energético de México, el cual tomó como caso de estudio a seis estados de la República Mexicana con alto potencial en recursos energéticos y un desarrollo importante del sector. Dichos estados son: Campeche, Tabasco, Veracruz, Sonora, Nuevo León y Jalisco.
La metodología utilizada incluyó un análisis documental, una encuesta a 937 mujeres en persona y en línea, así como grupos de enfoque con personas que pertenecen a empresas, instituciones académicas, organizaciones sociales y dependencias gubernamentales, todas vinculadas al sector energético en estos estados.
Entre los hallazgos más importantes del estudio destacan que el personal en el sector energético mexicano es predominantemente masculino y la participación femenina es de apenas el 19%. También, que el 95% de las mujeres que laboran en el sector energético en el país están ocupadas en Pemex y CFE. La percepción más frecuente de las mujeres que fueron encuestadas es que los hombres perciben remuneraciones superiores a las suyas, siendo esta percepción más alta en el estado de Nuevo León con el 60% y en Sonora la más baja con el 31%.
Otro hallazgo importante del estudio refiere que existe una apreciación general de que a las mujeres se les contrata preferentemente para los puestos administrativos y secretariales del sector, que en los puestos técnicos. Resultó interesante también que una de las barreras que más a menudo enfrentan las mujeres mexicanas para ser contratadas en el sector energético es tener hijos pequeños.
Ante los resultados del diagnóstico realizado, el estudio aportó varias propuestas para lograr que las mujeres participen más en las carreras STEM, para que realicen prácticas profesionales en la industria y seguir consolidando las redes en energía, de apoyo y colaboración. Otras propuestas de gran relevancia consisten en impartir programas de capacitación para la sensibilización en temas de género en el sector energético, así como el promover políticas orientadas a lograr un equilibrio entre las responsabilidades familiares y laborales, a fin de que tanto mujeres como hombres puedan ejercer una maternidad y paternidad compartidas.
No obstante, hay que reconocer que ha habido importantes avances en lo relativo a la participación de las mujeres en el nivel de toma de decisiones, pues en la actual administración una mujer se desempeñó al frente de la Secretaría de Energía, la ingeniera Rocío Nahle. En los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética destaca la participación de la comisionada Guadalupe Escalante Benítez y de Eugenia Guadalupe Blas Nájera como Secretaria Ejecutiva de la Comisión Reguladora de Energía.
Mientras que, en el sector privado, hay talentosas mujeres al frente de grandes compañías privadas, como es el caso de Angélica Ruiz Celis, Presidenta de BP México; o de Felisa Ros, Country Manager de ENGIE México. Además, se ha avanzado significativamente en la creación de redes y asociaciones de mujeres que se apoyan y trabajan por reivindicar y fortalecer el papel de la mujer en el sector energético mexicano como la Red de Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética (REDMEREE).
Por otra parte, en el nivel comunitario donde las mujeres tienen un papel prioritario en la sostenibilidad energética de sus comunidades y en la defensa de la salud de sus familias y de sus tierras, aún prevalece en el país la cultura patriarcal, por lo que enfrentan obstáculos para poder ejercer sus derechos en forma plena y participar en los procesos de toma de decisión colectiva. Por ello es relevante que se cuente con un instrumento de regulación energética para el empoderamiento de las mujeres como la Evaluación de Impacto Social1.
La regulación fue diseñada con una perspectiva de igualdad de género, que permite caracterizar los impactos sociales de manera diferenciada para hombres y mujeres y con un énfasis en cómo los impactos sociales del proyecto tienen un alcance específico en grupos vulnerables.
Sin duda, falta todavía avanzar en crear entornos de trabajo más seguros e inclusivos para las mujeres, en crear más oportunidades de desarrollo y capacitación con perspectiva de género, en desarrollar modelos de negocio que faciliten la participación de mujeres emprendedoras y en abordar mejor las barreras culturales y sociales que puedan limitar la participación de más mujeres en el sector energético mexicano, entre otros.
- Véanse artículos 121 de la Ley de Hidrocarburos y 120 de la Ley de la Industria Eléctrica y las Disposiciones Administrativas de Carácter General sobre la Evaluación de Impacto Social en el Sector Energético. ↩︎
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