Por Luis Vielma Lobo
Recientemente se presentó en la ciudad de México un importante foro promovido por el Colegio de Ingenieros Petroleros de México (CIPM), en el cual se discutió el futuro de la industria, el rol de los institutos de educación superior y cómo los estudiantes deben prepararse para el futuro, tomando en cuenta aspectos tecnológicos, organizacionales, de capital humano y del ambiente.
Las nuevas realidades están obligando a las organizaciones a captar profesionistas recién egresados con atributos particulares que puedan garantizar un estilo innovador de liderazgo en entornos en los cuales la generación de valor económico ya no representa el único valor para las empresas. Hoy en día, dicha creación de valor debe incluir aspectos como la gobernanza, las personas, la seguridad ambiental y ante todo la visión correcta, la cual permita construir estrategias coherentes de mediano y largo plazo que incluyan el entendimiento correcto y la ejecución de los conceptos de transición energética.
Históricamente, el negocio de los hidrocarburos ha sustentado el crecimiento industrial y económico del mundo y el fenómeno de cambio climático que se experimenta actualmente lo está obligando a repensar sus objetivos y reinventarse para convertirse en un negocio de energía, lo cual, en sí, representa todo un desafío. Iniciar desde ahora la estrategia que permita a las empresas administrar una transición energética es el gran reto.
Los líderes empresariales deben promover cambios profundos en sus organizaciones que van más allá de crear nuevas funciones, cambiar profesionistas de un sitio para otro, o buscar al azar suplentes o reemplazos. El liderazgo auténtico impacta a las personas que se encuentran bajo su responsabilidad en todos los aspectos de sus vidas, por ello las empresas y la sociedad requieren líderes genuinos y honestos capaces de inspirar y motivar a otros, y ser influyentes y reconocidos por su ejemplo en su entorno profesional y personal. La realidad actual no permite una separación entre el rol privado de un individuo de su liderazgo profesional, independientemente del sector en el que opere.
No es nada sencillo adaptar o cambiar la cultura corporativa de una empresa de hidrocarburos. Es un negocio de muchos años, además ha sido un negocio bastante exitoso, pionero en muchas actividades, tecnologías y sistemas organizacionales. Las grandes petroleras privadas se reconocen por su organización efectiva y eficiente. Esas experiencias han sido transferidas a las empresas nacionales en los diferentes países en las cuales han operado, respetando las diferencias de visión que existen entre unas y otras. No obstante, el éxito del pasado no garantiza el éxito del futuro y para continuar siendo exitosas, las empresas no solo medirán el valor creado para el accionista en términos de valor presente neto o retorno de la inversión. El nuevo liderazgo empresarial deberá entender muy bien los conceptos de valor, asociados al Ambiente (E), la Seguridad (S), y la Gobernanza (G), (ESG, por sus siglas en inglés) y cómo administrarlos para generar valor y así poder mantener a sus empresas competitivas. Adicionalmente, la demanda de energía exigirá cada vez garantías para la eliminación de desechos o emisiones contaminantes, obligando a las organizaciones a tener una visión futura de energía integral y retándolas para eliminar la emisión de gases contaminantes, e implementar debidamente su captura o secuestro de estos, entiéndase CO2 (anhídrido carbónico).
Por otra parte, las empresas que mejoran su cultura corporativa fomentan la creatividad, el aprendizaje permanente y el trabajo colaborativo, ello les genera el beneficio de atraer y retener a los profesionistas más competentes y calificados a sus equipos de trabajo. Pensar diferente será un atributo muy importante para atraer a los jóvenes profesionales que desarrollan esa habilidad en las aulas de sus escuelas, pero que la dejan escapar al iniciar sus labores como profesionistas, siendo reemplazada por actividades rutinarias, las cuales deberían estar automatizadas y operadas con criterios de inteligencia artificial (IA).
La Industria debe entender que las universidades son el semillero natural para captar jóvenes profesionales, aun antes de que se titulen y es allí donde se debe invertir para formar al profesionista que se necesitará en el futuro. Nada ganan las empresas con crear costosas universidades corporativas cuando pueden acercarse con las Instituciones de educación superior para establecer alianzas específicas con proyectos previamente definidos que permitan facilitar el desarrollo del perfil del profesional que requieren, y al mismo tiempo obtener de primera mano, los resultados de los proyectos asignados para su desarrollo. Este acercamiento industria-universidades se debe convertir en la mejor herramienta para desarrollar las nuevas competencias y el nuevo liderazgo que la industria está necesitando.
En las tres últimas décadas el capital humano de las empresas ha ido envejeciendo y los objetivos y metas han ido cambiando, pero también la oferta de talento de las universidades a la industria ha disminuido. Además, la generación de jóvenes millennials tiene una visión muy particular de sus vidas y crecimiento profesional, lo que les hace explorar diferentes opciones en la fase inicial de sus carreras y buscan más tiempo y flexibilidad para sus necesidades personales y familiares. Muchos de estos jóvenes prestan atención al tema del cambio climático y esto influye en su decisión de mantenerse alejados de la industria de los hidrocarburos, considerándola un depredador del planeta.
Una lección aprendida en estos años recientes ha sido la identificación del ser humano con el hábitat donde vive, el cuidado del ambiente, la seguridad y el respeto por los derechos humanos; comenzamos a sentirnos más identificados con la sociedad y más como ciudadanos que como trabajadores de una organización. Esta visión podría ser clave para fomentar y desarrollar una cultura corporativa más humana y colaborativa, la cual aproveche ese despertar de los recién egresados y se pueda facilitar un futuro más próspero y comprometido con los jóvenes profesionistas, la industria energética y la sociedad en general.