La producción de petróleo de Irán enfrenta un riesgo de colapso de hasta 1,2 millones de barriles diarios (bpd) este año debido al endurecimiento de las sanciones impuestas por la administración de Donald Trump, que busca restringir aún más sus exportaciones. Este escenario pone en peligro las ventas de crudo a su mayor cliente, China, afectando directamente a la economía iraní.
Según analistas, bajo las nuevas sanciones de «máxima presión», la producción de Irán podría perder entre 1 millón y 1,2 millones de bpd en la segunda mitad de 2025. Sin embargo, se espera que el impacto sea más significativo a partir del segundo trimestre de 2025, debido a la aplicación de restricciones más estrictas.
El impacto de estas sanciones también ha sido evidente en las importaciones de China, que en noviembre cayeron a 1,31 millones de bpd, un mínimo en cuatro meses. Las refinerías chinas, ante la escasez de crudo iraní, han comenzado a diversificar sus fuentes de suministro, recurriendo a otras regiones como los Emiratos Árabes Unidos y África Occidental.
En términos económicos, el panorama para Irán se muestra complicado, con un PIB proyectado que se desacelerará aún más en los próximos años, conforme a las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).