México ha comenzado conversaciones con empresas del sector privado sobre la posibilidad de incrementar la hidrofracturación, conocida como «fracking», con el objetivo de disminuir su dependencia del gas natural importado desde Estados Unidos. Esta medida surge en un contexto de tensiones comerciales crecientes entre ambos países, según un informe publicado por el Financial Times este martes.
Actualmente, las importaciones estadounidenses cubren el 72% de la demanda total de gas natural en México, una situación que ha generado preocupación sobre la vulnerabilidad energética del país. Aunque las discusiones están en una fase preliminar, las empresas están evaluando la viabilidad de realizar inversiones en el sector, indicaron fuentes cercanas al proceso.
En la última década, las importaciones de gas desde Estados Unidos, especialmente de la Cuenca Pérmica y Eagle Ford, se han triplicado, según RBN Energy. Mientras tanto, la producción local ha experimentado una disminución considerable, ya que una gran parte del gas nacional contiene un alto nivel de nitrógeno, lo que lo hace inutilizable para muchas aplicaciones.
Además, el gobierno mexicano ya ha considerado medidas para duplicar su capacidad estratégica de almacenamiento de gas natural, como precaución ante posibles conflictos geopolíticos, especialmente en relación con la administración estadounidense. En México, el gas natural es utilizado principalmente para generar electricidad y en actividades industriales, siendo la mayoría de las importaciones transportadas por gasoducto.