Dr. Rolín Iguarán Valdeblánquez, Profesor Titular a Dedicación Exclusiva. Director de la Cátedra Petrolera de la Universidad del Zulia.
Con la participación del Instituto IRTTEK
Durante los períodos de gobierno de Chávez y el actual presidente Sr. Maduro, el gobierno de los EE.UU (estimulado por el sector petrolero privado con sede en su país), han profundizado sus acciones en contra del gobierno de Venezuela (propietaria de la estatal petrolera PDVSA), mediante de un conjunto de medidas entre las cuales se destacan participación activa en un cambio de gobierno, inicialmente contribuyendo con la organización de los partidos políticos de la oposición, financiando su participación en los procesos electorales, realizados entre los años 1999 a 2018.
También desconocimiento al presidente electo en Venezuela en el 2019; respaldando al presidente de la Asamblea Nacional, auto nombrado Presidente de la República por pertenecer a la oposición. Asimismo, utilizar su liderazgo en las organizaciones internacionales como la OEA y países de su área de influencia para presionar la salida del actual gobierno de Venezuela. En la actualidad el gobierno de los EE. UU. participa activamente en todas las acciones que se realicen con el objetivo de poner fin al gobierno de Venezuela. Eso todo en el área política. También en el área económica prohibir a las empresas establecidas en EE. UU. vender insumos a petroleros a Venezuela y ejecutar sanciones a las Empresas Internacionales que suministren materiales y equipos a la industria petrolera de Venezuela, cuyo sistema financiero sean regulados por la Banca Mundial liderada por el gobierno de los EE.UU.
La complejización y profundización de los conflictos entre los gobiernos de Venezuela y EE.UU. han venido paulatinamente dejando sus secuelas en las áreas operacionales de la industria petrolera nacional, donde las seis principales empresas refinadoras de petróleo no escapan al conflicto. Por el contrario, han afectado sustancialmente su funcionamiento.
El gobierno de Venezuela ante el escenario descrito requiere para su subsistencia enfrentar al gobierno de los EE.UU, utilizando a su favor la coyuntura histórica existente y articulando la política interna nacional en consonancia con la política externa internacional, es decir, ejecutar acciones que permitan el crecimiento y desarrollo económico sustentable en el interior de la República Bolivariana de Venezuela en concordancia con la participación de capital privado de los gobierno y empresas de los países aliados que empujan a la multipolaridad de la economía mundial respetando la autonomía y autodeterminación de las naciones, Estados y gobiernos.
En la actualidad el suministro de gasolina por parte del gobierno de la República Islámica de Irán representa un golpe para el gobierno de los EE.UU. en un año electoral.
La medida solventa la escasez de inventario permitiendo oxigenarse el gobierno de Venezuela y garantiza por varios meses el funcionamiento del parque automotor y los parques industriales de Venezuela. También permite al gobierno de Venezuela racionalizar el suministro de gasolina a la población, instituciones gubernamentales y sector productivo en el tiempo requerido para la puesta en funcionamiento de las refinerías que garanticen la producción necesaria para sostener el mercado nacional en una primera etapa, la cual deberá extenderse (en una segunda etapa) a los mercados de Centro América y países del Caribe los cuales requieren facturar el 100% del petróleo y derivados que consumen.
El gobierno de Venezuela orienta su política petrolera en cambiar el modelo impuesto por las grandes transnacionales petroleras de los EE.UU. que consistía encajonar al país como mono productor /exportador de crudo, implicando mantener las actividades petroleras, como sector externo y separado de la economía nacional, ofreciéndole como beneficio a la república único proveedor de divisas. Este modelo fracasó por cuanto la economía mundial navega en a la multipolaridad comercial y los países de la periferia del “Gigante del Norte” (EE.UU), son susceptibles a iniciar nuevas alternantitas, y los costos de producción del barril del petróleo a corto y mediano plazo, seguirán por encima de los precios de los mercados petroleros.