La crisis energética global, exacerbada desde febrero pasado por el conflicto de Ucrania, pone en relieve una vez más la importancia de la explotación de recursos energéticos locales que permitan hacer frente a un contexto de precios altos tanto para el petróleo crudo como para el gas natural.
En este sentido, México tiene una gran oportunidad de fortalecer su seguridad energética ante un contexto mundial de escasez y precios altos con La Cuenca de Burgos, en la cual se estima que los recursos convencionales y no convencionales de gas natural se aproximan a los 70 trillones de pies cúbicos diarios, mientras que los recursos petrolíferos llegan a los 600 millones de barriles.
La infraestructura petrolera en Cuenca de Burgos cuenta con capacidad disponible, cinco puntos de internación de gas (Ciudad Mier, Camargo, Reynosa, Argüelles y Río Bravo), el Complejo Procesador de gas Burgos, los gasoductos de Tamaulipas con una capacidad ociosa superior al 65% y Los Ramones, así como acceso al puerto de Matamoros.
Dentro de este esquema, la Unidad Fraccionadora de Burgos ofrece la oportunidad de capitalizar los recursos de la cuenca y fortalecer el mercado interno, en un claro avance hacia una de las prioridades del gobierno: la seguridad/autosuficiencia energética.