La planta de fabricación de Volvo, en Chengdu, la más grande de la compañía en China, ahora funciona con electricidad 100% renovable como resultado de un contrato de suministro recientemente firmado que reducirá las emisiones de CO2 de la planta en más de 11 mil toneladas por año.
Esta medida es el último paso realizado por Volvo Cars en su ambición de contar con una fabricación climáticamente neutral para 2025, el cual tiene como objetivo reducir la huella de carbono general por automóvil en un 40% entre 2018 y 2025.
El nuevo contrato de electricidad también está en línea con las ambiciones más amplias en China de reducir las emisiones de carbono de la industria y reducir la huella de carbono resultante de la generación de energía.
Hasta hace poco, la planta de Chengdu ya obtenía el 70 por ciento de su electricidad de fuentes renovables.
Según el nuevo contrato, alrededor del 65 por ciento del suministro de electricidad proviene de la energía hidroeléctrica, mientras que el resto proviene de la energía solar, eólica y otras fuentes renovables.
«Nuestra ambición es reducir nuestra huella de carbono a través de acciones concretas y tangibles. Asegurar un suministro de electricidad totalmente renovable para nuestra planta más grande en China es un hito importante y subraya nuestro compromiso de tomar medidas concretas y significativas», dijo Javier Varela, jefe de operaciones industriales y de calidad.
Estas y otras medidas son parte del plan climático que Volvo Cars lanzó a fines del año pasado, uno de los más ambiciosos en la industria automotriz. La pieza central del plan es la ambición de Volvo Cars de generar el 50 por ciento de las ventas globales de autos totalmente eléctricos para 2025, con el resto de los híbridos.
Sin embargo, el plan va más allá de abordar las emisiones del tubo de escape a través de la electrificación total y también busca abordar las emisiones de carbono en las operaciones más amplias de la compañía, su cadena de suministro y mediante el reciclaje y la reutilización de materiales.