Un segundo buque cargado con gas natural licuado (GNL) proveniente del proyecto ruso Arctic LNG 2, actualmente sujeto a sanciones impuestas por Estados Unidos, arribó a China, consolidando el vínculo energético entre ambas naciones en medio de un entorno geopolítico tenso.
La operación se produce tras el reciente encuentro entre los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping, en el que se reafirmó la intención de fortalecer los lazos comerciales y energéticos. La llegada del cargamento confirma la disposición de China a expandir sus importaciones energéticas desde Rusia, en contraste con la postura de países que han restringido sus vínculos con proyectos sancionados.
El proyecto Arctic LNG 2, desarrollado por Novatek, ha enfrentado obstáculos derivados de las sanciones occidentales, que han limitado el acceso a financiamiento internacional, tecnología especializada y socios logísticos. A pesar de ello, Rusia ha mantenido sus exportaciones hacia Asia, con China como destino prioritario.
La recepción de este segundo embarque refuerza la estrategia de Beijing para diversificar sus fuentes de suministro energético, en un contexto donde la seguridad energética es clave. China se mantiene como el principal importador mundial de GNL, y su interés en proyectos rusos responde tanto a criterios técnicos como a señales de respaldo político.
Se prevé que más embarcaciones con GNL ruso continúen llegando a puertos chinos, aunque las condiciones climáticas en la Ruta Marítima del Norte podrían afectar los tiempos de entrega. La operación también podría modificar los flujos tradicionales del mercado spot, al incorporar volúmenes con precios ajustados provenientes de proyectos bajo sanción.
Este movimiento consolida a Rusia como un proveedor estratégico de gas natural licuado para China, en un escenario marcado por la competencia global por el abastecimiento energético y la reconfiguración de alianzas comerciales.






