Diversas asociaciones ambientales instaron al gobierno y al Congreso de México a prohibir la fractura hidráulica (fracking) y la explotación de yacimientos no convencionales, argumentando los impactos ambientales y de salud pública que esta práctica ha generado en otras regiones como Vaca Muerta, Argentina, y Texas, Estados Unidos.
De acuerdo con la Alianza Mexicana contra el Fracking, en México se han detectado 7,879 pozos fracturados, a pesar del compromiso presidencial del sexenio pasado de no permitir esta técnica. Además, señalaron que en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2024 se destinaron más de 12 mil millones de pesos a proyectos que implican el uso de fracking para la extracción de hidrocarburos.
Santiago Cané, secretario técnico de la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking (ALFF), afirmó que esta práctica prioriza el desarrollo económico sobre los derechos humanos y el medio ambiente, destacando el alto consumo y contaminación del agua.
En Argentina, Matías Cena, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), explicó que desde 2012 Vaca Muerta fue presentada como una oportunidad de desarrollo, pero hasta ahora ha generado millones de litros de agua consumida y toneladas de residuos contaminantes sin solución de tratamiento.
Por su parte, Miguel Escoto, de la organización Oilfield Witness, advirtió sobre los efectos negativos del fracking en Texas, mencionando casos de contaminación de fuentes de agua, residuos radiactivos y afectaciones a la salud, como el cáncer.
Bianca Dieile da Silva, de la fundación Oswaldo Cruz del Ministerio de Salud de Brasil, destacó que en su país el fracking ha sido prohibido en dos estados, aunque alertó sobre intentos de reactivarlo mediante proyectos piloto.
Finalmente, Ramón García, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking, señaló que la presidenta Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de prohibir esta técnica y cumplir su compromiso de campaña, liderando la lucha contra el fracking en la región.