Por Luis Vielma Lobo (*)
Las reservas estratégicas de petróleo pueden definirse como el almacenamiento de un volumen de petróleo y gas que tiene un país para casos de emergencias ocasionadas por tensiones geopolíticas entre países, o catástrofes naturales. Por su sentido estratégico estas reservas son administradas por los gobiernos a través de las instituciones creadas con ese propósito, y se mantienen como una defensa contra cualquier evento que disminuya severamente o interrumpa la producción futura de petróleo. Su origen se remonta al año de 1973, derivado del impacto que sufrieron muchos países con el embargo petrolero que realizaron los países árabes, como consecuencia del conflicto árabe – israelí, mejor conocido como la guerra del Yom Kipur.
Su objetivo es garantizar el abastecimiento de los hidrocarburos, los cuales, en la mayoría de los casos se importan y son esenciales para mantener las actividades económicas durante un período de tiempo. Muchos de los países que tienen reservas y producción, como es el caso de México, no le han dado la prioridad debida a este concepto, a pesar de su importancia clave para la seguridad energética, mientras que aquellos que prácticamente importan todo el petróleo y el gas que consumen se la han dado, por obvias razones. No obstante, México tiene una dependencia del gas importado desde Estados Unidos que supera ya el 50% de su demanda diaria, lo cual obliga a revisar y asignarle la debida prioridad a este tema.
Las mayores reservas estratégicas de petróleo son las pertenecientes a los países miembros de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y dentro de ellos las principales son de Estados Unidos, aproximadamente 4100 millones de barriles de petróleo, de las cuales 1400 millones son controlados por el gobierno de dicho país.
Las reservas estratégicas son diferentes de las reservas naturales y oficiales del negocio de los hidrocarburos; estas son una estimación de la cantidad de hidrocarburos (petróleo y gas), que está disponible en el subsuelo para la extracción. Dependiendo del tipo de riesgo calculado estas pueden ser probadas, probables o posibles.
Cuando ocurre una interrupción importante, debido a una situación geopolítica o un desastre natural, los países que tienen reservas estratégicas pueden aumentar el suministro disponible de petróleo y gas, liberando una parte de ellas. Esto reemplaza la oferta perdida y modera cualquier aumento repentino de los precios. La liberación de las reservas estratégicas de petróleo generalmente toma la forma de préstamos o ventas directas del mismo. El proveedor debe pagar el petróleo que recibe y agregar barriles adicionales como una forma de interés sobre el préstamo.
En el caso de aquellos miembros de la Agencia Internacional de Energía, esta puede liberar petróleo, vendiéndolo directamente a proveedores comerciales a través de procesos de licitación. Un acuerdo entre los miembros de esta organización requiere que cualquier país que no exporte más volumen del que importa, debe mantener reservas estratégicas equivalentes a las importaciones promedio de petróleo que ha tenido en los 90 días del año anterior. Esto incluye los productos primarios del petróleo, los líquidos de gas natural LGN, y los productos refinados, con la excepción de la nafta y los volúmenes de petróleo utilizados para los combustibles marítimos internacionales. Los refinados se convierten en equivalentes de petróleo crudo, con base en la cantidad necesaria para generar una determinada cantidad de producto.
El país con mayores reservas estratégicas es Estados Unidos, superando los 700 millones de barriles de petróleo y cuando ha sido necesario su uso o liberación, los mismos se reponen en tiempos acordados con el Departamento de Energía (DOE).Una interesante experiencia en el uso de estas reservas, como herramienta de respuesta ante catástrofes naturales, lo representó el huracán Katrina ocurrido en el año 2005 en Estados Unidos, cuando se ordenó la liberación de más de 20 millones de barrilespara disminuir el impacto de la interrupción de la producción en la región y el incremento desmedido de precios, y así atenuar la perspectiva de escasez. Se necesitaron tres años, para recuperar los 20 millones de barriles liberados en respuesta a este desastre natural.
México es miembro de este selecto grupo y está incluido entre los miembros exportadores netos de la AIE, los cuales están exentos de este requisito con Canadá, Dinamarca, Noruega, Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, el Reino Unido y Dinamarca, independientemente de este acuerdo, han decidido crear sus propias reservas estratégicas, lo cual es un ejemplo de mejor práctica a seguir por México, a fin de fortalecer su seguridad energética, con sus componentes políticos, estratégicos y técnicos. La vulnerabilidad existente en el país en estos momentos es crítica. De nada vale un precio del barril sobre 100 dólares, si el balance de energía del país es negativo; es decir, importamos más gasolina, gas y otros petrolíferos de lo que producimos y procesamos en el país.
Ya hay un camino andado en lo que respecta al gas, en el cual CENAGAS ha venido adelantando una estrategia en yacimientos ya evaluados que tienen las características para ser cavernas de almacenamiento de gas. Pero eso no es suficiente, ello debe complementarse con una estrategia integral dirigida desde la SENER, involucrando a PEMEX y otras instituciones que permitan construir un plan viable a corto plazo.
(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, AMESPAC; colaborador de opinión en varios medios especializados en energía y autor de varios libros.