Por Karina Gómez, coordinadora de RSC de Iberdrola México

México es un país orgulloso de su campo y una potencia agropecuaria con más de 200 millones de toneladas producidas al año. Se estima que más de 6,6 millones de personas trabajan en el sector primario, pero la pobreza en zonas rurales se eleva al 56.8 % de la población -el equivalente a 16.6 millones de habitantes- y ocasiona una migración forzosa en muchas regiones.

Aunque el problema es complejo y multifactorial, en Iberdrola México tenemos un compromiso férreo con las comunidades en las que estamos y buscamos promover soluciones conjuntas. Por ello, trabajamos de la mano de sus habitantes en proyectos dirigidos a impulsar su desarrollo y sostenibilidad para que en el futuro caminen por sí solos. 

Un ejemplo de ello es el programa Energía por el Campo, implementado en 2020 en varios municipios vecinos de nuestra central de ciclo combinado en Tamazunchale para contribuir a la mejora de los cultivos de las comunidades a través de talleres de agronomía, la entrega de insumos y la instalación de huertos comunitarios. En definitiva, les ofrece herramientas para incentivar la autosuficiencia alimentaria, la protección al medioambiente y el fortalecimiento del tejido social.

El programa – cuyo objetivo principal es fortalecer a la familia para que sea autosustentable con sus productos orgánicos y tenga un beneficio económico- impacta de manera significativa a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, tales como: Fin de la Pobreza (ODS 1); Hambre Cero (ODS 2); Salud y Bienestar (ODS 3); Ciudades y Comunidades Sostenibles (ODS 11) y Alianzas para lograr Objetivos (ODS 17).

HUERTOS, CAPACITACIÓN Y TRADICIÓN

Uno de los brazos de esta iniciativa es Huertos Comunitarios, que hasta la fecha ha beneficiado a 10,204 personas. Esta línea de actuación comenzó en diciembre de 2021 en las comunidades de La Vega y Tepetate y continuó a lo largo del 2022 en Cuixcuatitla, San Rafael y Escuatitla. Y en este año nos preparamos para abrir huertos en nuevas comunidades.

En una tierra tan rica como la Huasteca Potosina, sorprende conocer que muchas familias abandonaron paulatinamente sus actividades agrícolas, pese a las carencias existentes en la región. Huertos Comunitarios busca revertir esta realidad capacitando a la comunidad sobre la importancia y el cuidado de los huertos, apostando por la autosuficiencia alimentaria y dando seguimiento con un agrónomo local. Además, se tienden lazos entre la población, se recuperan espacios públicos y se reduce la huella de carbono.

Todos estos factores sin olvidar uno igual de importante: la economía familiar. Con una inflación anual al cierre de 2022 del 7.82 %, las finanzas de cualquier hogar se benefician de los productos cosechados en casa; son económicos, orgánicos y saludables. Con los excedentes -que poco a poco van teniendo de sus cultivos- hemos fomentado tanto el comercio local como el empoderamiento de la mujer.

La mayoría de los huertos comunitarios están liderados por ellas. Y es para mí una enorme satisfacción conocer historias como la de Marilú Villeda, quien hoy obtiene de su jardín jitomates, cebollas y chiles, y ha empezado a vender sus excedentes entre vecinos y en tianguis locales. O la de Evelyn Pérez, una adolescente de El Tepetate que pone en valor el programa: «Para mí es una oportunidad de tener nuestras propias verduras y no comprarlas en el mercado, porque están subiendo bastante de precio”.

Con programas como este, Iberdrola México busca sinergias con las comunidades locales para impulsar el crecimiento sostenible y fomentar el dividendo social.