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Por qué tus inversiones en Realidad Virtual mejorarán el Medio Ambiente

Por: Mikel Cearsolo, Cofundador de Ludus Global

Si bien la Realidad Virtual, es una tecnología todavía en ciernes, su uso para diferentes actividades se está generalizando paulatinamente y podría acelerarse de manera exponencial en los próximos años; de hecho, la reconocida firma global dedicada al análisis de mercado informático, Gartner Research, la tiene considerada entre las 10 mega tendencias de la industria de la tecnología de la información.  ¿Y qué tiene que ver esto con el cuidado ambiental?

Tomemos como ejemplo algo tan puntual como el campo de la capacitación y entrenamiento para la prevención de riesgos en el trabajo. La razón de tomar un caso tan específico es para reflexionar sobre lo mencionado en la primera línea de este texto: todos los esfuerzos suman y, en ocasiones, mucho más de lo que imaginamos.

Para visualizarlo es útil pensar en efectos directos, como la reducción en el consumo de materiales normalmente empleados durante los entrenamientos, y otros factores que influyen de manera indirecta, como es el caso de la erradicación de accidentes que puedan causar un daño ambiental, como el derrame de aceite por errores en la operación de una máquina. 

Para el primer caso, pensemos en algo tan elemental como el agua. Por lo general, sobre todo para equipos de bomberos, la recreación de incendios es parte del entrenamiento para mostrar las técnicas relacionadas con el ataque a los diferentes tipos de llamas. Según datos de la Escuela de Bomberos de Santiago, Chile, una superficie afectada de 12 m2 requiere de un caudal de 720 litros por minuto. Lo que significa que, para una práctica de tan solo 10 minutos, se habrían gastado 7,200 litros de agua. Mucho líquido vital para una simple práctica.

También, un buen ejemplo es el documentado por Ludus con respecto al uso de extinguidores. Datos recabados de los mismos clientes indican que, para temas de entrenamiento, se gasta una media de 1,200 tanques de manera virtual al mes. Si esto se realizará con prácticas reales de campo y no con herramientas de Realidad Virtual, el costo superaría los 18,000 dólares, sin contar que el impacto ambiental por el uso permanente de químicos resulta difícil de cuantificar. 

Otra arista importante en temas de entrenamiento, aunque no de manera directa en lo relacionado a riesgos laborales, es el mantenimiento de maquinaria industrial. Las máquinas utilizan aceites, grasas, refrigerantes y, en la operación, en algunos casos se producen gases contaminantes, lodos y, obviamente, desechos metálicos o plásticos. Estar bien entrenado evita precisamente derrames, fugas de químicos que pueden llegar a las alcantarillas o ayuda a que se recicle el scrap sin contaminar los residuos. 

Así, cuando un modelo de capacitación, ya sea para prevención de riesgos u operación, se realiza mediante sistemas de Realidad Virtual Inmersiva (IVR), es posible recrear situaciones de contingencias por mantenimientos deficientes o por malos procedimientos en la operación, para entonces colocar al usuario en medio de una situación real, lo que no solo sirve para los fines didácticos para los que fueron diseñados, sino que también causa un impacto de sensibilización ante la magnitud de un incidente, como podría ser la contaminación provocada en el subsuelo o en los mantos acuíferos con sustancias químicas como refrigerantes o lubricantes empleados en las máquinas. 

La falta de manipulación adecuada de materiales contaminantes va mucho más lejos de lo que pensamos. Para ilustrarlo de otra manera, un estudio de la Universidad de Newcastle indica que en promedio una persona ingiere el equivalente a una tarjeta de crédito (5 gramos) en plástico cada semana.

Probablemente no nos alarme el dato en sí mismo, pero si en un ejercicio de realidad virtual nos obligaran a comer una tarjeta de crédito y a ver cómo nuestro organismo se vería afectado, probablemente pensaríamos dos veces en la manera que llevamos a cabo procesos de producción, reciclaje y disposición de desechos plásticos. Muchos micro plásticos absorbidos en el torrente sanguíneo son ingeridos a través de vegetales, frutos o animales ya contaminados por los desechos diarios y otro tanto simplemente los absorbemos porque están flotando en el ambiente. 

Es por eso por lo que la mitigación efectiva de los riesgos en los diferentes procesos de la actividad industrial impacta positivamente en el daño ambiental. 

La capacitación con Realidad Virtual tiene otro efecto positivo para el medio ambiente y de verdad que no es cosa menor: Los traslados. 

La cantidad de kilómetros que pueden suprimirse por realizar programas entrenamiento virtuales aporta a la reducción de la huella de carbono per cápita. Debido a la cada vez más rápida disminución de los precios del equipamiento de IRV, no es de dudarse que muy pronto los cursos inmersivos puedan realizarse desde cualquier lugar distante con acceso a internet. 

En 2014, un equipo empleado para fines de investigación denominado NVIS SX111, que estaba compuesto por ocho cámaras y 1.3 kilogramos de peso, alcanzó un costo de $100,000 dólares. Hoy en día, las personas pueden comprar fácilmente sus propios sistemas IVR con controladores manuales y un HMD (con un peso inferior a 500 gramos) por menos de $400 dólares.

Dentro de algunos años, un equipo de realidad virtual estará seguramente en casa de cualquier persona de clase media y lo utilizará para fines de entretenimiento. Entonces, por qué no pensar que los empleados dejarán de viajar para entrenarse a través de experiencias inmersivas, tal como si estuvieran en campo.

La Realidad Virtual Inmersiva ayudará a generar modelos de capacitación profundos en los que las personas entren en un estado psicológico igual que en la realidad, y que puedan recrear los efectos de sus acciones en el medio ambiente. La sensibilización en los individuos, al percibirse en un ambiente real pero alimentado por estímulos virtuales, les hará entender sobre lo importante de ser responsables, con acciones personales percibidas como mínimas, pero cuyo alcance e impacto es de gran magnitud al sumarse en lo masivo. 

El uso de estas tecnologías se está evaluando permanentemente para justificar inversiones en el futuro cercano. Un estudio realizado para los cuerpos de bomberos de Nueva Zelanda en 2019, arroja conclusiones interesantes, como un análisis FODA en el que se identifican ventajas como el costo, la generación de diferentes escenarios con mayor complejidad, así como una validez ecológica alta y señala oportunidades como el desarrollo tecnológico. Tal vez, la debilidad más grande identificada en el estudio, por ahora sea la madurez como tecnología en el mercado. Pero esto, seguramente cambiará más rápido de lo que imaginamos.

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