Por Jaime Brito (*)
Esta es mi primera participación en el prestigioso medio Global Energy México, y quiero en primer lugar agradecer la gran oportunidad de agregar un granito de arena a la inteligencia de mercado, análisis de valor agregado y contenido útil al sector energético en México. El equipo de Global Energy México entiende la gran importancia de hacer llegar información fresca al sector y utiliza los canales más modernos para ello, por lo cual es todo un privilegio el ser incluido en este espacio.
El Mercado energético internacional en la pandemia
Desde luego, no podemos hablar de otra cosa más que de la forma en que la crisis sanitaria actual está afectando a la industria energética, y nos enfocaremos más específicamente en el sector petrolero (crudo y productos refinados). El mercado mundial se verá obligado a cambiar radicalmente, y en consecuencia va a obligar a México a modificar también varias reglas del juego; vamos por partes. Voy a obviar mensajes ya claros (la demanda mundial cae, los precios del petróleo se han reducido por ello y también por la falta de cohesión entre OPEC y Rusia, etc.) y a enfocarme en lo que viene en el mediano y largo plazo para el sector.
A pesar de los varios meses de ir monitoreando la evolución del COVID-19, al parecer ha tomado de sorpresa a muchos en el mercado petrolero. Los bajos precios del petróleo y la menor demanda no tienen precedente histórico. Todo ello ha impactado también al sector financiero y económico, y por lo tanto las pequeñas, medianas y grandes empresas petroleras ven afectados sus resultados.
Con ello, pasamos al primer punto de análisis:
– Los portafolios de inversiones de las empresas internacionales serán recortados dramáticamente.
Independientemente de que el mundo tenga una solución al COVID-19 dentro de los próximos tres, seis o 24 meses, la vida petrolera debe de continuar. Y en ese camino, las decisiones de inversión pasarán a segundo término. Los grandes nombres de empresas petroleras internacionales implementarán acciones para consolidar pérdidas, reestructurar su plantilla laboral y garantizar su viabilidad en el largo plazo, algunas acciones específicas serían:
– Cancelación de proyectos de inversión de producción petrolera, comenzando con los que requieren más inversión de capital. En otras palabras, si una empresa petrolera internacional tiene los derechos para explorar crudo en aguas profundas en México, someras en Brasil o en tierra en Texas, es posible que se reduzca sensiblemente el presupuesto para México, y se enfoque la prioridad en el barril más barato. De hecho, las empresas podrían disminuir tremendamente su interés en exploración y enfocarse en producción del barril en el corto plazo, para comercializarlo de manera inmediata.
– En el mundo se tendrá una nueva ola de cierres de refinerías de bajo desempeño económico, sobre todo en Europa. Con ello, las refinerías del Golfo en Estados Unidos tendrían más opciones para exportar diésel a Europa, además de América Latina. Con ello, es posible que en mediano plazo el mercado mexicano tuviera que aceptar precios proporcionalmente más altos para importar diésel, ya que el comercializador Americano podría enviar el producto a Europa. Los importadores en México tendrán que competir más por barriles de diésel.
– En el sector de menudeo de refinados, es posible que las empresas petroleras decidan disminuir sus portafolios de inversión, ya que en general esta parte de la cadena de suministro deja menos margen que la producción petrolera o la comercialización.
Y todo esto nos lleva al siguiente punto. ¿Qué implicarán todos estos cambios internacionales para el mercado mexicano?
– México tendrá que cambiar radicalmente su mentalidad respecto al sector energético
El nuevo reacomodo internacional va a requerir que México haga más competitivo su sector. Para poder hacer más atractivas las inversiones en el país es necesario que analicemos el efecto dominó que muy probablemente veremos en América Latina, ya que lo queramos o no, México compite con Brasil, Colombia, Argentina y otros países petroleros de la región
Antes del COVID-19, la nueva Presidencia en Brasil ya había anunciado un plan de restructuración para sacar a Petrobras adelante. En este plan se contemplaba la venta de miles de millones de dólares en varios activos importantes del país, incluyendo refinerías, terminales, entre otros. Con el nuevo ambiente internacional a Brasil ya no le será nada fácil completar esas ventas y mucho menos recibir lo que tenían planeado en sus arcas.
Por ello, es posible que respondan ofreciendo mayores incentivos a las empresas internacionales, para que inviertan más en el país, y que Petrobras se pueda enfocar en prioridades. Con ello, es posible que ocurran dos cosas específicas:
– Brasil podría abrir por completo su cadena de suministro de productos refinados, y dejar que las empresas internacionales se encarguen de mayoreo, transportación y menudeo de gasolina, diésel y turbosina. Este sería un cambio dramático ya que, a pesar de que comenzaba a haber una apertura, el modelo de Brasil era relativamente similar al actual de México con Pemex: Brasil seguía dando preferencia logística y comercial a las actividades de Petrobras, para que la empresa nacional conservara su papel preponderante. Pero, la necesidad de más inversiones privadas obligaría Brasil a cambiar en enfoque y liberalizar por completo este sector.
– Brasil también podría mejorar su régimen fiscal de producción petrolera, para que las empresas internacionales paguen menos impuestos en producción, menos regalías, y se reactiven los planes de producción en sus diversos campos. Esto necesariamente obligaría a Colombia, México, y demás países petroleros a ajustar sus regímenes para poder competir por inversión internacional.
Con todo esto México tendría que responder, muy probablemente con estas acciones:
– Permitir importación de crudo de Estados Unidos. Esta es casi la única opción que tiene México para mejorar la utilización de sus refinerías. Además de falta de inversión, lo que ha hecho falta al sistema de refinación nacional es crudo ligero, y de eso hay muchísimo al otro lado de la frontera, a buen precio, y permitiría realizar inversiones de infraestructura (tren, terminales, mejoras en puertos) para consolidar la integración de México con el sur de Estados Unidos.
– Permitir que los privados inviertan y amplíen su participación el sector de refinados. Dejar de retrasar permisos en la CRE y permitir que haya piso parejo de competencia con Pemex a nivel distribución, menudeo. Solo así las empresas internacionales seguirán invirtiendo en el sector gasolinero y de logística de refinados en México.
– Permitir la realización de nuevas rondas petroleras y mejorar el régimen fiscal, pues es mejor producir más crudo y cobrar menos impuestos que no producirlo.
Y con todo esto, !nada fácil!, estaría el darle nuevamente fuerza, apoyo e independencia a comisiones que sean profesionales y basadas en experiencia en la industria. Una CRE y CNH con carácter político no van a responder a las necesidades del nuevo sector petrolero que nos espera.
¡Nos vemos en la próxima edición!
(*) Jaime Brito, experto en el mercado internacional de petróleo, ha completado proyectos de consultoría para la industria petrolera en Estados Unidos, Francia, Noruega, Corea, Indonesia, India, Vietnam, Brasil, entre otros. Su contacto con la industria internacional y conocimiento en temas de refinación, comercialización y regulatorios le da un enfoque único a la industria mundial.