Por Luis Vielma Lobo (*)
Uno de los temas de menor difusión en las organizaciones y que tiene un alto impacto en su creación de futuro tiene que ver con el desarrollo de talento. En la reciente presentación de mi último libro, pudimos platicar de este tema junto a los invitados que compartieron conmigo el panel. Es un tema que denomino el “eslabón perdido” de las empresas.
El sistema educativo en general, con muy pocas excepciones, no se ha actualizado a las realidades del entorno internacional y a su impacto en el desarrollo de la gente en cada país para estar acorde con sus realidades sociales y educativas. No se trata solo de revisar los programas de estudios de cada nivel, desde la primaria hasta la prepa, e inclusive a nivel superior, se trata de cuestionar el valor que ese conocimiento genera para cada persona que estudia buscando progreso y mejorar su calidad de vida.
Partiendo del entorno internacional que ha incorporado el tema del cambio climático en las expectativas de la gente y el avance acelerado de las tecnologías de comunicación y aprendizaje, se requiere, de manera urgente, actualizar los criterios para incorporar estos temas, lo antes posible, en las escuelas, instituciones de secundaria y de educación superior. Se trata, en principio, de cuestionar el sistema educativo desde sus raíces, pues hoy día la tecnología avanza con tal rapidez, que hay niños en los primeros años de su educación, que aún no saben escribir, pero sí saben manejar un teléfono celular o una tableta, y el uso de estos aparatos les facilita la comunicación vía mensajes de voz.
Esta realidad parece cuestionar el sistema actual de enseñanza de los niños desde prekínder hasta la escuela elemental. No obstante, para aquellos, cuyos padres no pueden lograr que sus hijos atiendan escuelas o colegios de alto nivel, el problema es aún mayor porque desde un inicio tendrán que enfrentar la vida, en desventaja tecnológica con respecto a otros, y ello significa promover un sistema de desigualdad desde el inicio de la vida interactiva de un ser humano.
Este es un tema complejo que en México ha sido difícil de solucionar por los intereses políticos y sindicales que rodean el sistema educativo. Una educación de excelencia comienza por disponer de profesores de excelencia e instalaciones que cumplan criterios de clase mundial. También debe ofrecer a los jóvenes la opción de prepararse en áreas que les permitan desarrollar sus habilidades, para ir cimentando su futuro con base en una profesión especifica. No necesariamente todos los jóvenes tienen que asistir a la universidad; existen enormes oportunidades en el sector de bienes y servicios que requieren un conocimiento artesanal técnico y especializado, de modo que les facilite a estas el desarrollo de sus productos, el control de la gestión, y la administración de los recursos, de forma eficiente. Es allí donde las bases para el conocimiento tecnológico convierten al sistema en uno igualitario, pues capacita a todos los jóvenes con los conocimientos y habilidades necesarias para competir apropiadamente.
La ciencia sigue avanzando y ya se manejan nuevos conceptos que transforman el tema educativo. Uno que viene revolucionando la capacitación de las empresas se conoce como “pensar de nuevo” (think again). Su base descansa en que el desarrollo de una competencia puede ayudar al crecimiento de un profesionista, hasta un punto, en el cual este comienza a afectar su desempeño. Es algo parecido a la teoría de los rendimientos decrecientes, donde cualquier proceso tiene un crecimiento sostenido, y si todo se mantiene igual, se alcanza un punto máximo, para luego disminuir o decaer.
Lo anterior sucede frecuentemente con especialistas expertos en áreas específicas, quienes rechazan aquello que no está en el área de dominio de sus competencias conocidas, generando problemas a las organizaciones al entregar productos o servicios con altos costos. El crecimiento acelerado de los sistemas y aplicaciones digitales en varios campos, desde la medicina hasta la geología y la ingeniería petrolera, ha creado un caos organizacional en muchas empresas, pues dependen de servicios especializados de terceros al no poder mantener, internamente, el paso o la velocidad del avance tecnológico. Si combinamos esto con la nueva realidad de los clientes post pandemia y post COP26, que cada día son más demandantes en asuntos de energía y sustentabilidad, las empresas productoras de energías fósiles se encuentran en la entrada de un túnel oscuro, las cuales deberán iluminar, entendiendo lo que sucede y buscando soluciones en lo inmediato.
Además de revisar el tema de la gente y el tipo de profesionistas que necesitan, las organizaciones deben incorporar conceptos innovadores en sus equipos de trabajo multidisciplinarios, sobre todo en las empresas petroleras. El profesional requerido actualmente debe enfocarse en entender las demandas específicas de la empresa para la cual trabaja, lo que le permitirá proponer nuevas opciones y responder oportunamente a dichas demandas; esto lo convertiría en un cliente más proactivo y socialmente responsable.
Podemos decir que estas empresas necesitan una transformación total, una visión no lineal de la organización, que no necesariamente complemente o suplemente los modelos existentes. En consecuencia, es necesario definir un nuevo modelo que les permita competir y sobrevivir en esta nueva realidad, el cual gire en torno al comportamiento y las conductas de la gente. Una organización de este tipo debe tener ciertas características u objetivos estratégicos que existen en el mundo empresarial, entre otras: respuesta oportuna a las necesidades o requerimientos de los clientes, agilidad similar a aquellas empresas de nueva creación (startups), las cuales usan las nuevas tecnologías para lograr un crecimiento escalable, rápido y sustentable en el tiempo, sentido de urgencia en la aplicación de ideas innovadoras, y el uso de plataformas para facilitar la automatización de sus procesos, llegando a niveles de inteligencia artificial, entre otros.
La era de aquellas organizaciones de recursos humanos y capital intelectual separadas de las organizaciones medulares responsables de la creación de valor está llegando a su fin, y es una responsabilidad de quienes dirigen empresas de energía fósil entender este entorno y responder al mismo, asesorándose adecuadamente por aquellos con el conocimiento para hacerlo. La capacitación debe responder a las necesidades de los procesos y esto detona el pensamiento creativo y la innovación, la cual debe ser capturada temprana y aceleradamente, para ser utilizada cuanto antes. Esto no se consigue en organizaciones con complejidades organizacionales, que dependen de “cajas” que representan terrenos con el letrero de “prohibido el paso”, o “aquí mando yo”.
Solíamos decir: “el tiempo es dinero”, ahora la realidad es, que “el tiempo es sobrevivencia”. O te mueves rápido y vas cambiando sobre la marcha, o te quedarás en el presente, lo cual, a la velocidad tecnológica que vivimos, es casi el pasado.
(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, AMESPAC; colaborador de opinión en varios medios especializados en energía y autor de varios libros.