La alta dependencia de México del gas natural proveniente de Estados Unidos representa uno de los principales riesgos estructurales para su seguridad energética, coincidieron Carlos Pascual, head de Geopolítica e International Affairs en S&P Global, y Luis Rosendo Gutiérrez Romano, ministro de Economía de México, durante el panel “Comercio, Seguridad e Inversión: el contexto global”.
En el marco del Mexico Commodity Insight Briefing 2025, que reunió a especialistas del sector para analizar los desafíos del sistema energético nacional, ambos funcionarios coincidieron que el entorno de México, marcado por tensiones geopolíticas y la alta dependencia a este hidrocarburo, presenta desafíos para sostener su competitividad sin comprometer la estabilidad de sus cadenas de suministro, así como una necesidad clara por fortalecer su infraestructura de almacenamiento y revisar los esquemas estructurales para mitigar las vulnerabilidades.
Ante esto, Pascual advirtió que el orden comercial internacional está transitando hacia un modelo transaccional y proteccionista, donde el uso de agencias se ha convertido en una herramienta central de presión por parte de Estados Unidos. Esta transformación ha generado una dinámica de negociación más reactiva, con impactos directos en sectores estratégicos como el energético, el automotriz y el de minerales críticos.
“Estamos viendo de un sistema basado en reglas, en transferencias, en competitividad en la interconexión entre países; el deterioro de estas relaciones entre México, Canadá y Estados Unidos tiene un impacto muy grande”, reafirmó.
Por su parte, Gutiérrez Romano destacó que México ha logrado mantener niveles récord de inversión extranjera, incluso en medio de la incertidumbre global. “El último trimestre del año cerramos con una cifra histórica en términos de inversión extranjera superior a los 34 mil millones de dólares”, afirmó. Sin embargo, reconoció que el país enfrenta una reestructura industrial acelerada, en la que sectores como el automotriz y el de autopartes están sujetos a presiones arancelarias y ajustes en las reglas de origen.
Reconfiguración industrial y presión arancelaria
Durante su participación, el ministro explicó que México ha transitado de un escenario en el que se aplicaba un arancel general del 25% a todas sus exportaciones, a uno más acotado, donde ese porcentaje se limita a productos fuera del marco del T-MEC. Actualmente, más del 80% de las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos acceden a condiciones preferenciales, aunque persisten desafíos en sectores como el acero, el aluminio y los vehículos pesados.
En el caso de la industria automotriz, que representa cerca del 17% de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, el país ha buscado compensar la tarifa base mediante descuentos vinculados al contenido regional. “El contenido T-MEC que traen nuestras exportaciones es entre el 60% y el 70%”, explicó Gutiérrez Romano.
A pesar de estos esfuerzos, cumplir con las reglas de origen implica costos adicionales que afectan la competitividad frente a países como Japón y Corea, cuyos productos enfrentan tarifas más bajas y estructuras industriales más eficientes.
Seguridad nacional y vulnerabilidad estratégica
Los ponentes coincidieron en que la seguridad energética no puede abordarse únicamente desde la lógica comercial, pues la integración regional bajo el T-MEC ofrece ventajas arancelarias y de acceso, pero también exige una estrategia de largo plazo que considere la trazabilidad, la infraestructura y la resiliencia ante disrupciones externas.
Ante este contexto, Carlos Pascual subrayó que cada negociación en el entorno actual genera reacciones que alteran el sistema de reglas, lo que obliga a los países a anticipar escenarios de presión bilateral. En ese contexto, la energía —incluyendo el acceso a minerales críticos y la capacidad de procesamiento— se convierte en un componente geopolítico, no solo económico.
Finalmente, Luis Rosendo Gutiérrez Romano planteó que México debe consolidarse en los sectores estratégicos que cumplen con las reglas de origen del tratado, y que “si eso lo mantenemos así, puede significar mejores décadas hacia adelante para nuestros países”. Además, aseveró que la continuidad del T-MEC, junto con una política industrial que combine competitividad y seguridad, será clave para sostener la posición energética de México en un entorno cada vez más incierto.
