Por Marcial Díaz Ibarra, Socio Director, QUA ENERGY CONSULTING
La creación de la Comisión Nacional de Energía, México abre paso a un modelo de supervisión digital que transformará la manera en que México controla el origen, la marca y el destino de los combustibles.
Un laberinto de trámites que exige digitalización
Los rezagos en actualizaciones de permisos, registros de marca y trámites operativos siguen siendo uno de los mayores obstáculos para las empresas. El cuello de botella administrativo limita la vigencia documental y la trazabilidad del producto. De ahí la urgencia de contar con un sistema electrónico interinstitucional CNE–SENER–SAT, que permita suspender los efectos del silencio administrativo y agilice las resoluciones mediante una oficialía de partes digital única. La transparencia no puede depender del papel, sino del dato verificable.
Uniformar para competir
Los títulos de expendio emitidos con criterios dispares a lo largo de los años generan desigualdad entre permisionarios. La CNE deberá establecer un modelo único de título de permiso, armonizado con el Reglamento de la Ley del Sector Hidrocarburos, que asegure un ‘piso parejo’ y facilite la trazabilidad desde la importación hasta el punto de venta. La homogeneidad documental es clave para fortalecer la confianza del mercado y reducir zonas grises regulatorias.
La marca: de distintivo comercial a atributo fiscal
En el nuevo esquema, la marca de combustible deja de ser un símbolo de marketing para convertirse en un elemento fiscal y de control. Declararla en los pedimentos aduanales y en los CFDI permitirá cerrar los espacios del huachicol fiscal y documental, vinculando marca, origen y destino del producto. Además, la creación de un registro conjunto CNE–IMPI de licencias de uso de marca dotará de mayor certeza a los titulares y usuarios legítimos a lo largo de toda la cadena logística.
El nacimiento de la marca, un debate técnico
Determinar en qué punto nace la marca del combustible —ya sea en la importación, en la terminal o en la estación durante el aditivado— es una definición pendiente que impactará la competencia y la operación del mercado. De establecerse que el aditivado en sitio queda prohibido, se modificaría la forma en que muchas estaciones independientes agregan valor a su producto. Es un tema que requerirá equilibrio entre control y viabilidad operativa.
Trazabilidad digital: el nuevo corazón del sistema
La creación del Manual de Trazabilidad Energética será la piedra angular del nuevo modelo. Este instrumento conectará a permisionarios, autoridades fiscales y operadores logísticos mediante sistemas interoperables basados en geolocalización, balizado GPS y códigos QR. Su implementación marcará la transición del control documental al seguimiento digital en tiempo real, elevando el estándar de transparencia del sector.
Control sin asfixia
Una regulación demasiado restrictiva puede ahogar la competitividad. Por eso, el gran desafío será equilibrar el control estatal con la agilidad empresarial, de modo que las compañías que cumplen puedan operar bajo reglas claras, previsibles y sostenibles. La meta no debe ser burocratizar, sino asegurar que la trazabilidad fortalezca la eficiencia, la innovación y la confianza del consumidor.
Hacia un ecosistema energético digital
La trazabilidad digital no es solo una herramienta de control: es la base para un nuevo ecosistema energético, donde la información fluya entre el Estado y el mercado con precisión y transparencia. La CNE tiene la oportunidad de transformar la supervisión en un proceso inteligente y automatizado, capaz de garantizar que cada litro de combustible tenga una historia verificable. En esa narrativa —la del dato sobre el documento— se juega el futuro de la regulación energética en México.






