Por Kathya Santoyo
La industria latinoamericana se encuentra en un punto de inflexión. La presión por mantener operaciones rentables en un entorno de costos crecientes y recursos cada vez más limitados ha acelerado la adopción de tecnologías de automatización y digitalización.
En minería y otros sectores industriales, la meta ya no es solo producir más, sino hacerlo con eficiencia, sostenibilidad y con miras a una operación que algún día pueda alcanzar la autonomía total. En este contexto, Jose Simon, General Manager de Honeywell Industrial Automation para Latinoamérica, comparte su visión sobre los desafíos inmediatos, el papel de la inteligencia artificial y la evolución hacia la mina y la planta autónoma.
“Vemos un crecimiento importante en toda la región, acompañado del uso cada vez mayor de tecnología para automatizar operaciones. Todo se encamina hacia procesos autónomos, especialmente en minería”, expuso en exclusiva para Global Energy.
En ese escenario, dijo que la prioridad de Honeywell es conocer los problemas de sus clientes y resolverlos. Esos desafíos varían según sector y geografía, pero en minería algunos se repiten consistentemente: la escasez de recursos, el descenso en la calidad del mineral y el consecuente aumento de consumo energético y de agua. “La viabilidad de las operaciones es menor, y eso obliga a usar tecnología para hacer los procesos más eficientes y mantener la rentabilidad económica”, señala.
Evolución, no revolución
En términos de autonomía, Simón explica que la industria avanza de manera gradual. “Todavía no estamos en el punto de la planta autónoma que opere por sí sola. El camino es que la automatización y la tecnología ayuden al operador a ser más eficiente, a estar menos involucrado en tareas rutinarias y a tomar mejores decisiones, de forma más rápida”.
El experto señaló que todavía no hay un consenso sobre su alcance. Cada cliente puede interpretarlo de manera distinta, desde una operación totalmente autónoma hasta un sistema que solo brinde recomendaciones al operador. “Ese es un tema clave en el que trabajamos junto a diferentes compañías”.
En cuanto a plazos, Simón no da un año preciso para alcanzar la autonomía: “para mí será un proceso de evolución, no de revolución. Cada año veremos más avances conforme las empresas se sientan cómodas con la tecnología. No creo que sea algo que ocurra de un año para otro”.
El panorama latinoamericano refleja este proceso de adopción. La minería, afirma, es una industria avanzada en la región: “en los últimos años, la tecnología ha aumentado significativamente y la transformación digital ha sido absorbida completamente”. No obstante, el nivel de madurez depende de cada operación. Para aspirar a la autonomía, el primer paso es la automatización, lo que requiere sensores, sistemas de control, procesos avanzados y capacitación para los trabajadores.
En algunos casos, las minas cuentan con buena instrumentación y control, pero carecen de sistemas avanzados; en otros, sucede lo contrario. “Depende de cómo esté cada operación en esos tres niveles: instrumentación, control y control avanzado. Ahí es donde están las oportunidades de optimización”, explica.
Resultados tangibles en la industria
El directivo reforzó este punto con cifras que muestran cómo la tecnología ya está generando impactos concretos en la minería global. Actualmente, existen más de 100 sitios de minería, minerales y metales que operan con sistemas de control de Honeywell, y más de 500 procesos mineros en el mundo que son gestionados con estas soluciones.
Los resultados reportados por clientes incluyen aumentos de producción de hasta 7 %, reducción de consumo energético específico en 10 % y mejoras de productividad de hasta 30 % gracias a la integración de sistemas digitales avanzados. Asimismo, más del 45 % de la producción global de cobre se apoya en controles avanzados de proceso desarrollados por la firma, lo que refleja el alcance de estas tecnologías en la industria.
Al hablar de México, resalta la importancia del país en su estrategia regional. “Honeywell tiene una presencia muy importante en México, con operaciones, fábricas y centros de excelencia. Es un país con múltiples verticales: refinerías, pulpa y papel, minería, farmacéutica, todos sectores en los que participamos”. En minería, en particular, identifica un espacio de crecimiento: “es una industria relevante y estamos activos en ella. Hay espacio para mejorar, pero ya se están dando buenos pasos”.
El directivo concluye con una visión pragmática: el avance hacia la autonomía será progresivo y dependerá de la disposición de las empresas para adoptar nuevas tecnologías, equilibrando la eficiencia operativa con las necesidades de sostenibilidad y el papel de los trabajadores en el proceso.






