La brasileña Braskem evalúa cambios en la estructura de capital de su sociedad con Idesa en México, en medio de presiones externas que han afectado el desempeño del complejo Etileno XXI, el mayor productor de polietileno en el país. La revisión responde a condiciones adversas en la industria petroquímica global.
En un comunicado distribuido en la bolsa de Brasil, Braskem señaló que analiza “diversas opciones para abordar los desafíos actuales” de su operación en México. En el segundo trimestre, Braskem Idesa reportó un flujo operativo negativo de 11 millones de dólares y una utilidad neta de 166 millones de dólares, además de una caída de 100 dólares por tonelada en los diferenciales de la industria.
El suministro de etano, insumo clave para la producción, ha sido uno de los principales retos. Entre abril y junio, Pemex entregó en promedio 15 mil barriles diarios menos de lo comprometido. Para mitigar esta presión, en mayo se inauguró la Terminal Química Puerto México, con capacidad para cubrir el 100 % del suministro, en alianza con Advario y una inversión de 586 millones de dólares.
La sociedad entre Braskem e Idesa fue establecida en 2010 tras ganar una subasta de Pemex Gas para adquirir etano por 20 años. El complejo inició operaciones en 2016 con respaldo de 17 instituciones financieras, incluida la IFC del Banco Mundial. El contrato fue cuestionado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, lo que derivó en una suspensión temporal del suministro.
Braskem ha buscado desvincular sus operaciones mexicanas de la reputación de Odebrecht, su empresa matriz, señalada en casos de corrupción en América Latina. La compañía asegura que su gestión en México opera bajo un esquema independiente, con gobierno corporativo, consejo de administración y toma de decisiones separadas.






